0,00 S/

No hay productos en el carrito.

20.1 C
Lima
jueves, abril 24, 2025

El equilibrio democrático

Por Gerardo Távara

La pandemia nos ha arrebatado a Rafael Roncagliolo y con él se ha ido una de las mentes más lúcidas de la política nacional y latinoamericana. Para mí, se ha ido también un amigo incondicional y estimulante a quien le debo tanto.

Tuve la oportunidad de interactuar con “Rafo” cuando ejercí como asesor parlamentario, luego muy cercanamente desde la secretaría general de Transparencia -asociación de la cual fue uno de sus fundadores- y más recientemente en un colectivo de reflexión plural que bajo su liderazgo aglutinó a profesionales y políticos liberales, de centro y de izquierda decididos hoy a continuar la ruta trazada por él.

En la actual coyuntura viene a mi mente una de las más agudas columnas publicada por Rafael Roncagliolo en el diario La República bajo el título de “La tercera vuelta”[1]. En ésta, nos advierte que quien pierde la segunda vuelta electoral puede ganar la tercera; “es decir, que después de cada proceso electoral los actores (muchos informales, pero no por eso menos poderosos) despliegan todas sus energías para co-optar y/o chantajear al ganador. Y, a veces, lo consiguen, total o parcialmente.”

La advertencia tiene actualidad y realismo. Sea Pedro Castillo o Keiko Fujimori quien gane la presidencia de la República, no tendrán la mayoría parlamentaria indispensable para gobernar sin los sobresaltos del quinquenio 2016 – 2021 ni para llevar adelante algunos de sus más comentados anuncios. Cambiar la Constitución o mantenerla tal cual depende de una mayoría calificada del Congreso. Dos tercios de congresistas pueden modificar capítulos enteros de la carta política o bloquear cualquier reforma que se proponga; así también, con la mitad más uno de congresistas se puede llamar a referéndum[2]. Lo hemos visto en los últimos años con las reformas política y judicial.

Aunque pareciera que Fujimori tendría mayores posibilidades de lograr un bloque parlamentario mayoritario, no alcanzaría los dos tercios. Castillo la tendría más difícil, pero no me atrevo a una afirmación concluyente porque carecemos de un mapeo de cada una de las bancadas y sus integrantes.

El Congreso está llamado a ser un contrapeso, pero ello requiere de un bloque de centro democrático que ojalá pudiera gestarse en los próximos meses. Por lo mismo, es importante que los partidos políticos que ocuparán el nuevo Congreso se expresen en defensa de la institucionalidad democrática; su silencio no debería prolongarse mucho más.

Ahora bien, el balance en la democracia moderna va más allá de los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y asigna importantes responsabilidades a organismos constitucionalmente autónomos como el Tribunal Constitucional, la Fiscalía de la Nación, la Defensoría del Pueblo y los organismos electorales: JNE, ONPE y RENIEC. Frente a algunos de estos organismos hay un riesgo latente, pues el actual Congreso pretende elegir magistrados del TC de forma acelerada pese a las graves deficiencias del proceso en curso; a la vez, no son pocas las voces de parlamentarios que acusan sin argumentos a la Fiscal de la Nación por una supuesta parcialidad y al JNE por un inexistente fraude electoral.

Como señalaba Roncagliolo en la citada columna, la campaña por “la tercera vuelta” empezó y una de sus manifestaciones sería la campaña de miedo emprendida desde diversos sectores –anónimos, en buena parte- que tiene como eje el “terruqueo” a cualquiera que opine en favor de cambios económicos o constitucionales. El miedo, natural en toda persona, es pésimo consejero al momento de tomar decisiones políticas; bajo el miedo es imposible un voto razonado, libre y responsable. La democracia para ser firme tiene que respetar, promover y aprovechar la acción de la ciudadanía en sus múltiples expresiones: las libertades de opinión, expresión y asociación no son negociables. Está fresca en nuestra memoria las renuncias del ex fiscal Pedro Chávarry y de Manuel Merino logradas por la manifestación valiente y legítima de miles de personas, especialmente jóvenes.

Nos corresponde retomar la ruta de la tolerancia democrática y el diálogo plural, activar las energías de la sociedad civil y propiciar un bloque social y político de defensa de la democracia, sea cual fuere el resultado de las elecciones del 6 de junio.

¡Gracias, por tanto, querido Rafo!

[1] https://larepublica.pe/opinion/2021/03/06/la-tercera-vuelta-por-rafael-roncagliolo/

[2] Artículo 206.- de la Constitución Política del Perú.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Columnistas de Hoy

Seguidores

2,913FansMe gusta
510SeguidoresSeguir
5,258SeguidoresSeguir
450suscriptoresSuscribirte

Suscríbete a nuestro boletín

Bienvenido(a)👋 Un placer conocerte. Regístrate para recibir contenido interesante en tu bandeja de entrada.

¡No enviamos spam! Puedes desuscribirte en cualquier momento.