Mientras que nuestro país se bate en una rencilla post elecciones, marcada por el racismo y la intolerancia, y se retrasa por diferentes motivos la campaña de vacunación en la capital, lugar epicentro de la polarización, a nivel internacional se realizan movimientos que podrán con facilidad iniciar una forma diferente de geopolítica a nivel mundial. El grupo de los 7 (G7) reunido la última semana en Cornualles, ha decidido donar mil millones de dosis de vacunas contra el COVID-19; además, declaraciones de algunos de los líderes participantes han ido mas allá de la lucha contra la pandemia y han sentado un cambio de estrategia para contrarrestar la ola geopolítica de oriente.
Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, comienza la batalla para que las políticas de occidente no sean vencidas por sus contendores -obviamente me refiero a China y Rusia- y su primera maniobra es mostrar una lista de buenas intenciones, no solo respecto a la lucha contra la pandemia, sino también en lo referido a una mayor solidaridad para el uso de recursos y tecnologías médicas en la lucha contra el COVID-19. La nación estadounidense ha decidido cambiar el discurso nacionalista por uno más empático, que influirá mucho sobre la geopolítica internacional; el arma dentro de este proceso es una gran movida de donación de vacunas a algunos países elegidos, en los cuales el norte global pueda tener interés económico o que sean aliados estratégicos, y así poder contrarrestar la gran guerra comercial desplegada por las contrapartes rusa y china, pero todo esto -y aquí expreso mi gran preocupación- sin tomar en cuenta las reales necesidades epidemiológicas y de salud pública del mundo.
Usar los excedentes de vacunas de las grandes naciones para beneficiarse diplomáticamente e influir en ciertas decisiones me parece imperdonable, y con esto considero que si ambos frentes -el occidental y el oriental – piensan que así se podrá acabar con la pandemia, están muy equivocados. Las vacunas deben donarse, basando estas donaciones en evidencia y a lugares donde se haya probado que existe mayor riesgo epidemiológico; y como lo menciona The Lancet en uno de sus comentarios del día 8 de junio, esto no está sucediendo así. Por ejemplo, para las primeras 25 millones de dosis donadas por los Estados Unidos se han priorizado naciones aliadas de alto ingreso, como Canadá o Corea del Sur; y por el lado de China y Rusia, sus vacunas han ido a naciones que pertenecen al denominado cinturón de interés: es decir, el criterio epidemiológico de riesgo no se ha usado en ningún momento.
Además, como lo mencionan muchos científicos, lo que debemos hacer en el largo plazo no solo es procurar donaciones, este solo es un paso hacia un salto mayor: la liberación de las patentes, y no solo de vacunas, sino de muchas tecnologías médicas que puedan ayudar a combatir la pandemia. Como se menciona en el último consejo de economía de la salud para todos, de la Organización Mundial de la Salud (1), este es un paso a corto plazo, para ayudar el gran salto que deberá ser un plan estructural mundial para el aseguramiento de una verdadera salud para todos, igualitaria y justa, y para lograr este objetivo el consejo recomienda una serie de políticas sanitarias a nivel internacional, divididas en varios bloques: i) crear innovación, basada en propósitos, ii) reformar el control del conocimiento para hacerlo más democrático para la inteligencia colectiva, iii) reformar el poder y control corporativo, para que esté orientado en un periodo de vida mas largo, iv) construir una capacidad de manufactura resiliente e infraestructura en todos los países, v) introducir condiciones para las inversiones públicas y construir grandes estructuras simbióticas entre lo privado y lo público, y vi) fortalecer al sector público del lado de la demanda y de la oferta. Estos bloques son fundamentalmente una declaración que busca la finalización de la colonización de la salud en todos sus aspectos, para poder asegurar un verdadero desarrollo equitativo de las naciones en lo concerniente a la salud, todo esto en el largo plazo.
Como ven, es el comienzo de una nueva manera de ver el mundo, y aunque muchos dirán que puede quedarse en las buenas intenciones, yo no lo creo: el mundo LO EXIGE. La pandemia ha hecho su parte y la sigue haciendo: ha desnudado los verdaderos intereses de las naciones y de las personas, ha desnudado sistemas endebles y gobiernos corruptos, y le ha dado a la población mundial nuevas herramientas para combatir no solo el virus, sino también la desigualdad estructural.
1. Council on the Economics of Health For All issues brief on equitable health innovation [Internet]. [cited 2021 Jun 13]. Available from: https://www.who.int/news/item/09-06-2021-council-on-the-economics-of-health-for-all-issues-brief-on-equitable-health-innovation