Es imposible no hablar acerca de lo que sucederá dentro de pocos días: la toma de mando del presidente Castillo, un acontecimiento único en 200 años de república. Creo que es el tiempo de pensar en las cosas que son prioridad, claro, pero antes debemos dar un paso atrás y analizar la situación en la que estamos actualmente, y como nos encuentra el cambio de gobierno en el espacio de la salud.
¿Cómo nos ha afectado esta pandemia y el momento coyuntural especifico de elecciones y polarización? Quiero resaltar varios acontecimientos que suceden en muchas familias peruanas, una de ellas la mía. Muchas personas han visto rotas sus relaciones familiares y amicales por una absurda pelea electoral motivada en gran forma por la desinformación vertida desde una parte de la sociedad peruana elitista y reaccionaria, que ha promovido el miedo creando historias de terror sobre cosas tan absurdas como expropiaciones de universidades privadas, negocios, pensiones o viviendas. Al principio pensé que esto podría sonar ridículo, pero estoy casi segura de que mucha gente esta aterrada ante la posibilidad de un gobierno “comunista”, cuando ni siquiera saben que es exactamente el comunismo.
Me preguntaba, ¿cómo hemos caído en este torbellino de mentiras y asociaciones incoherentes? Le tememos a una persona que más que comunista, es un evangelista convicto y confeso, mas conservador y religioso que muchos, que lamentablemente esta rodeado de gente de dudosa reputación… y no por sus ideologías, sino más bien por sus acciones. Después de analizar el asunto, creo que la respuesta se hace obvia: estamos viviendo una sindemia como tal, que ha desatado una serie de resultados terribles en lo que respecta a salud
Una sindemia, teóricamente, es una conjunción de epidemias que a través de factores sinérgicos definen la concentración de la enfermedad y su interacción, sumadas a fuerzas sociales subyacentes (1). Si lo entendemos bien, efectivamente podemos ver en nuestro país características que conjugan varios factores, desde el efecto del COVID-19 en las hospitalizaciones y muertes -exacerbado por los determinantes sociales de las personas más afectadas- y por otro lado una epidemia que afecta principalmente la salud mental de sectores económicamente mas acomodados, además de una infodemia brutal de desinformación y polarización; sin duda esto ha creado la tormenta perfecta para una sindemia de consecuencias desastrosas, como podemos verlo ahora: un país partido a la mitad, con 190 mil muertos provocados por la enfermedad y con una incertidumbre sin medida por lo que el futuro pueda traer.
Entonces, ¿qué necesitamos ahora? Necesitamos esperanza, certezas, seguridad, calma y paz, para reconstruir nuestras deterioradas relaciones familiares y amicales, negocios, carreras, y demás. Necesitamos un gobierno que asegure un proceso de vacunación- nuestra mayor fuente de esperanza– continuo y seguro. Y para esto debemos exigir que los voceros del presidente Castillo, y sobre todo los encargados de la salud, no dinamiten el proceso de vacunación actual con afirmaciones alarmistas y apocalípticas mencionando falacias. Así, como dije sobre la señora Fujimori: la campaña acabó. Es hora de tomar las riendas y, antes de señalar errores ajenos, comenzar a construir sobre lo bueno ya logrado, mejorando y corrigiendo sin afán destructivo.
Imagino que las comisiones investigadoras sobre lo sucedido pueden ser un siguiente paso, pero no son la prioridad ahora. Reconozcamos que el proceso de vacunación que inicio Sagasti está andando, reconozcamos que ya hay 80 millones de dosis que asegurarán la vacunación de la población peruana mayores de 12 años hasta el fin del 2021; no pretendamos destruir algo para obtener réditos populistas, disminuyendo y minimizando lo alcanzado: eso únicamente sembrará más dudas e incertidumbre en la población, que no son necesarias.
Es tiempo ante todo de actuar como gobierno.
- Horton R. Offline: COVID-19 is not a pandemic. The Lancet. 2020 Sep 26;396(10255):874.