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lunes, marzo 24, 2025

La tercera ola en el Perú

Mucho se ha hablado estos días acerca de la inminente tercera ola en el país debido a un informe reciente que el CDC elevó al despacho del Ministerio de Salud, en el que las peores proyecciones muestran aproximadamente 100 mil muertos, con Lima, La Libertad y Piura como las regiones más afectadas.

Yo quiero que me permitan hacer algunas observaciones a estas proyecciones apocalípticas.

 

Comenzaré diciendo que dudo de estas afirmaciones; el que haya habido terceras olas, o similares, en otros países, no significa que se presentará una en nuestro país, y podría decir algo más:  aun los modeladores más expertos no se arriesgan a hacer este tipo de aseveraciones, debido a que los modelos que se usan para las predicciones, son eso, modelos, que imitan alguna realidad pero tienen limitaciones, las que se cubren con algunos arreglos matemáticos y con data muy muy certera, dos componentes que hasta el día de hoy no he visto que se puedan conseguir en realidad en nuestro país. Pongo esta premisa en la mesa a partir de lo que he podido analizar en los últimos estudios que se han realizado con data del INS, los cuales muestran los grandes gaps o brechas de información que se tiene dentro de los bases de datos.

 

Según he podido investigar en algunas instituciones internacionales dedicadas al modelamiento de datos, y tomaré como referencia principal los cálculos y graficas mostradas por  https://covid19.healthdata.org/, pagina administrada por el IHME o Instituto para la Evaluación de Métricas en Salud de Estados Unidos, elaborados por profesionales reconocidos en modelamiento matemático y que usan la data de Johns Hopkins University; sus resultados difieren en las muertes reportadas proyectadas, y asumiendo que nuestro sistema haya incorporado la nueva metodología de reportar los fallecidos por COVID-19, los números son bastante diferentes, con proyecciones -en el peor escenarios- de unas 6000 muertes en todo el país. Sin embargo hago un disclaimer acerca de esta afirmación: no tengo a mi disposición la data que ha llevado a producir el informe del CDC.

Eso me lleva al siguiente punto.

 

¿Por qué hasta el momento no tenemos un repositorio al día con data sets que puedan ser usados de manera abierta? ¿Por qué nos atrevemos a poner en la mesa aseveraciones tan peligrosas que llevan a decisiones de políticas publicas basadas en data poco transparente? En este contexto, vuelvo a repetir, esos datos -producidos con los impuestos de todos los peruanos- no son transparentados: al momento de usarse no son disponibles a través de la página web del Ministerio de Salud; así tampoco los modelos usados no son explicados en un sitio oficial, indicando las limitaciones y supuestos que han sido usados para llegar a estas proyecciones.

 

Sin embargo, debido a mi naturaleza optimista tengo buenas noticias que pueden disminuir la sensación de apocalipsis de estos últimos días: en estudios recientes se ha demostrado que las vacunas funcionan aún sobre la variante más transmisible, la DELTA. Ante ella las vacunas mantienen su gran efectividad; y mencionando a Lambda, la variante predominante en las muestras secuenciadas dentro del país, su efectividad también es sumamente alta. Así, creo que debemos tomar en cuenta el contexto: las últimas olas, son las de los no vacunados.

Es cierto que en nuestro país todavía no llegamos a la denominada inmunidad comunitaria, pero en muchas regiones se viene haciendo un gran trabajo en el proceso de inmunización, algo que debe ser tomado en cuenta en el momento de enfrentar la posibilidad de una tercera ola; y por supuesto, el cambio demográfico en la población susceptible y que estará ahora en el rango de 18 a 30 años aproximadamente y que debe ser otro factor a analizar; según la cantidad de estudios acerca de la afectación del COVID-19, y debido a la diferenciación en las comorbilidades en esta franja etaria, sumada al éxito de la vacunación, creo que deberíamos modificar nuestro discurso, y tener un poco mas de precaución al emitir este tipo de comunicados, que en mi opinión no necesitamos en este momento.

 

Lo que necesitamos ahora es que se nos dé esperanza; que las personas vacunadas sientan que han hecho un cambio en la ruta de la pandemia, que han puesto su grano de arena para vencerla y no hacerles sentir que no hay ninguna diferencia entre el estado de vacunado y no vacunado. Necesitamos un nuevo discurso, un discurso que promueva con fuerza la vacunación, acciones que demuestren que estamos en buen camino, que permitan que la gente tome fuerza para seguir viviendo, pues el agotamiento mental esta en su punto máximo y necesitamos contrarrestarlo. Necesitamos que se tome como prioridad a la vacunación, luego el regreso a clases, con colegios adaptados a las nuevas necesidades de ventilación y vacunando maestros, para que los niños puedan salir de este encierro involuntario y dramático que ha hecho que sufran pérdidas irreparables, no solo cognitivas sino también sociales.

Tal vez después de considerar esas prioridades, se deba, finalmente, pensar en una supuesta tercera ola.

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