Al hijo de Gabriel García Márquez, Rodrigo García, le nació la sentida inspiración de escribir un libro sobre su padre. Pero no una biografía, que las hay varias, todas magnificas, sino un relato acerca de cómo transcurrieron los últimos días antes de partir de este mundo. También lo hizo acerca de la muerte de su madre. El título del libro lo resume todo: “Gabo y Mercedes: una despedida”.
Es una obra de un sentimiento tan profundamente humano, y de amor en especial, que solamente un hijo es capaz de frasear. Porque eso es lo que hace Rodrigo García: transmitir el amor filial genuino y, lo más relevante, compartirlo abiertamente y sin restricciones con todos los lectores. No hay pudor, Rodrigo García no se sonroja, lo cuenta todo, tal como él lo vivió y lo sintió, auténticamente.
Los últimos días del Gabo, el inmenso escritor de la prosa mágica, fueron tremendos por la humanidad que Rodrigo García les imprime al contárnoslos. Y es que un ser humano, genial y único como Gabriel García Márquez, estaba muriendo como el hombre mortal que era.
Todo empieza en marzo del año 2014. Mercedes Barcha, la compañera de toda la vida del escritor, llama a su hijo Rodrigo a California, en Estados Unidos, donde reside, y le cuenta que su padre estaba guardando cama, resfriado y apático. Pero le agrega un pronóstico: “De esta no salimos”.
García Márquez, cuando bordeaba los setenta años superó un cáncer y tiempo después comienza un lento deterioro de su memoria: solo tiene presente, ha olvidado el pasado y no se plantea expectativas para el futuro. En ese irreversible proceso de la llamada demencia senil, Rodrigo García nos relata en el libro una anécdota de antología, que pinta de cuerpo entero al personaje y su circunstancia. Aquí la transcripción:
Su secretaria me cuenta que una tarde lo encontró solo… en medio del jardín.
-¿Qué hace aquí afuera, don Gabriel?
-Llorar.
-¿Llorar? Usted no está llorando.
-Sí lloro, pero sin lágrimas. ¿No te das cuenta de que tengo la cabeza vuelta mierda?
El autor nos confiesa cómo se siente cuando contempla a su padre enfermo en la cama de hospital, aquella que trajeron a la casa subrepticiamente para evitar especulaciones adelantadas, y que instalaron en el cuarto de visitas para que la esposa Mercedes pudiese descansar tranquila.
Rodrigo García a veces recuerda, en otras ocasiones solloza, en algunas sonríe, en todas se conmueve. Y es que no es fácil contemplar cómo se va apagando la vida de un ser querido: una extraña mezcla de dolor y resignación.
En este libro de singular factura, el autor sigue contando los acontecimientos que se van sucediendo, sin dramatismo ni exuberancia, con mucha discreción y no menos sinceridad. Con su madre Mercedes y su hermano Gonzalo van conversando algunos detalles antes del desenlace: cómo se anunciará el fallecimiento; quién lo hará; a través de cuáles medios. En fin, las cosas mundanas sobre las que hay que tomar decisiones.
Resulta conmovedor cómo es que Rodrigo García logra combinar tales hechos con los íntimos sentimientos de desgarro que lo embargan y que manifiesta con indiscutible honradez.
Las reflexiones que nos alcanza cuando ya Gabriel García Márquez ha fallecido, son de una discreta finura y profundidad que no cabe más que destacarlas. Rodrigo García, solo frente al cuerpo de su padre sin vida (coinvertido en un resto humano), confirma la existencia del amor y del dolor.
Hay un álbum de fotos que ilustra la edición del libro. La más impactante es la del cuerpo de Gabriel García Márquez envuelto en un velo de color blanco con un ramo de florcitas amarillas encima, antes de ingresar al horno que lo convertirá en cenizas.
El libro termina con el relato sobre el fallecimiento de la madre Mercedes Barcha, ocurrido en agosto del 2020, en plena pandemia, a quien el autor Rodrigo García rinde sentido homenaje por su fortaleza y por haber sido el sostén del genio creativo de su esposo de siempre, Gabriel García Márquez.
“Gabo y Mercedes: una despedida”, es una magnifica obra de amor filial y dolor humano.
Tremendo y gran escritor el genial Gabo , hoy flores amarillas y mariposas en el cielo como quiso e imaginó el nóbel colombiano . El recuerdo que hace Rodrigo a su Padre me recuerda al hermoso libro de Héctor Abad Faciolince EL OLVIDO QUE SEREMOS una tremenda y humana expresión de amor al padre ausente y muerto en la violencia colombiana de ese entonces .