La muerte del genocida senderista Abimael Guzmán, en general, hizo retrotraer a los peruanos a la época de la violencia terrorista perpetrada por Sendero Luminoso. Sin embargo, los sectores más conservadores de la derecha, en la misma línea del terruqueo, no dejaron pasar la oportunidad para situar, en el actual contexto, el drama que vivió el país entre los años 80 y 90 con fines de posicionamiento político. Y el debate, en este marco, sobre la democracia e institucionalidad, que garantice soslayar cualquier proyecto autoritario o terrorista, sigue ausente.
La crisis política, que vive el país desde el 2016, puso en evidencia, una vez más, nuestra fragilidad democrática e institucional. Las pocas reformas políticas que se hicieron, bajo el actual Congreso, por lo que se advierte, no habría garantía alguna de que se mantengan. La suspensión de la puesta en marcha de las elecciones primarias, abiertas y universales para los comicios regionales y municipales 2022, por citar un ejemplo, entre otras iniciativas, aprobadas en la Comisión de Constitución del Congreso, no es más que un grave atentado a la democracia interna de los partidos.
De hecho, es un retroceso; se valida el mercantilismo político, con ciertas excepciones, por supuesto. Los movimientos regionales, que acceden al poder, en su mayoría, se diluyen. Son organizaciones políticas descartables cuyo ejercicio del poder se centra en lo personal, familiar o de grupos empresariales. No existe un proyecto político local o regional. Si se trata de partidos políticos nacionales, sin una democracia interna, como las primarias, se reafirma la dictadura de las cúpulas partidarias. Y la corrupción, como consecuencia de estas triquiñuelas políticas, frustra las expectativas de la población, lo que deviene, muchas veces, en desencantos electorales.
Tras la muerte de Guzmán, las reflexiones sobre la violencia terrorista y la violación a los derechos fundamentales desde el Estado son importantes; mucho más si se tiene en cuenta el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Pero, ¿cómo es que Sendero puso en jaque a todo el país casi durante dos décadas? Ideológicamente estaba desfasado. Su caracterización de la sociedad peruana como semifeudal y semicolonial eran irreales. El caldo de cultivo, más que la pobreza monetaria, ¿no fue la precariedad democrática e institucional del país, así como la incapacidad y la corrupción de la clase política en el poder, que cedieron ante la violencia demencial y estratégica de Sendero y el MRTA? Esta realidad, ¿no es una constante en nuestra historia republicana?
La democracia también es el reflejo del nivel desarrollo cultural de una sociedad. El reciente balotaje entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo, ¿no expresó la realidad precaria de la ciudadanía en el Perú? Y, ¿cuánto de las universidades o instituciones educativas, en general, también están formando ciudadanos? Claro, para determinados sectores, es mejor contar con una ciudadanía apática, pobre y banalizada que posibiliten proyectos dictatoriales o seudodemocráticos. Lamentablemente, temas como este, no son parte del debate político ni de proyectos ni políticas públicas.
Lo preocupante de este nuevo escenario es que la polarización política está conduciendo a generar actitudes intolerantes. La agresión verbal última, cuya víctima fue el Dr. Avelino Guillén, no es un caso aislado, así como las movilizaciones de algunos colectivos que vienen desde la segunda vuelta electoral. Por su lado, el gobierno de Pedro Castillo, manteniendo en el cargo a personajes como el Ministro de Trabajo Íber Maraví, acusado por sus vinculaciones con el senderismo, tampoco contribuye a darle confianza democrática a la población.
Esperamos que el presente Congreso no consuma la contrarreforma, sino que lleve adelante las grandes reformas pendientes para garantizar la democracia y la gobernabilidad en el país. La mejor forma de rendir homenaje a las víctimas del terrorismo y de la violación de los derechos humanos es consolidar una democracia social, con una gran densidad institucional que evite toda forma proyectos dictatoriales o terroristas.
Buen punto : el voto muestra RECHAZO, no aceptación de las propuestas que surgen como alternativas a la situación actual.
Y este rechazo explica también la expansión de Sendero Luminoso