Lamentablemente, el Profesor Castillo no tiene la menor idea de cómo manejar la economía del país, y ahora pretende imponer “soluciones” a problemas con contenido económico con los que sólo va a conseguir empeorarla, si es que el Congreso y el Tribunal Constitucional no hacen el indispensable contrapeso técnico para no seguir hundiendo la economía de todos y generando más pobreza, aquella que juró disminuir, sino eliminar. Lastimosamente, esto no se hace sólo con buenas intenciones, hay que tener, para ello, conocimientos básicos y contar en el gobierno con cuadros técnicos, serios y responsables, que pudieran orientarlo, cosa de la que adolece, lamentablemente, a todo nivel, en su absolutamente improvisado gobierno.
Hoy ya sufrimos un importante incremento del precio de varios productos de primera necesidad, una sobrevaloración inusitada del dólar, lo que ha generado una inflación, que hace mucho no padecíamos. Todo ello creado por el desorden, desgobierno y poca claridad que se tiene en las políticas que pretende implementar el Profesor Castillo, lo que concibe naturalmente, inestabilidad y problemas económicos que afectan a todos los ciudadanos del país sin distinción alguna. Para tratar de minimizar este efecto, el gobierno ha implementado una fiscalización del precio de la leche, el aceite, el pollo y del balón de GLP que lleva adelante el Indecopi, contraviniendo insensatamente su función fundamental, que es la de propugnar libertad de precios y mercados eficientes.
Para tratar de explicar que va a ocurrir si, como es su evidente intención, el Profesor Castillo finalmente establece controles de precios, expondré qué escenario tendríamos si lo hace en el caso del precio del pan, por poner un ejemplo, y utilizando un muy interesante artículo llamado El rey en su laberinto, escrito, no hace mucho, por Alfredo Bullard.
Pensemos que el Señor Castillo escucha los incesantes reclamos del pueblo para que acabe con el desbarajuste generado por la inestabilidad económica y política, por cierto generada por él mismo, para lo que exigen se controle el precio del pan que está muy alto y que además acabe de una vez con la especulación y acaparamiento del mismo. Ante esto, el Profesor Castillo, emite un primer decreto de urgencia en el que dispone que desde el día siguiente el pan tendrá precio controlado. Como corresponde, el pueblo aplaude y se felicita de tremendo logro.
Al día siguiente, los panaderos en general, cumplirán dicha medida, pero como nadie hace negocios para perder dinero, y, tiene que tener algún margen de utilidad mínimo, los panaderos van a reducir el peso del pan. Entones va a ocurrir lo inevitable, el pueblo reclamará ahora que el pan es pequeñito, y exigirán sanciones duras contra estos panaderos, pues el pueblo tiene necesidad de saciar su hambre; frente a lo cual, nuevamente, el profesor Castillo entonces establecerá, con norma expresa, que desde el día siguiente todos los panes deberán pesar por lo menos 150 gramos. De nuevo palmas populistas, y ocurrirá, que efectivamente, al día siguiente los panes cumplan con el peso mínimo establecido, pero estarán hechos con harina de muy baja calidad para poder generar la eficiencia económica mínima que permita a los panaderos seguir haciendo negocios con utilidades exiguas, cuando menos. Ante el nuevo reclamo del pueblo el gobierno ahora ordenará que la harina sea de la calidad más alta posible.
Ante este escenario y para lograr generar alguna ganancia, los panaderos sólo venderán pan si, además, sus clientes les compran mantequilla o leche (cuyos precios no están regulados). Se generará un nuevo reclamo del pueblo, pues este hecho constituye una afrenta al gobierno y al Profesor Castillo, por lo que este ordenará entonces que no se pueda atar la venta del pan a ningún otro producto.
Al amanecer siguiente, los panaderos colocarán sobre cada pan una fruta confitada, con lo que el pan ya no será pan sino será un pastel, para tratar así de salir de los ya, a estas alturas, varios decretos de control de precio del pan. Ante el clamor del pueblo el Gobierno introducirá, para lograr su inútil, ineficiente e imposible objetivo de controlar precios, nuevos decretos que establezcan el peso, calidad y reglas de comercialización ya no sólo al pan, sino también de los pasteles.
Definitivamente ocurrirá que, al día siguiente, el pan y los pasteles desaparecerán de las panaderías, pues nadie produce pan para perder dinero, toda vez que económicamente es inviable; y esto, evidentemente, no se soluciona con leyes. Ocurrirá entonces que el pueblo exigirá más sanciones. Ante los reclamos y el descontento general, el Profesor Castillo dispondrá pena de cárcel a los dueños de las panaderías que se resistan a fabricar pan y pasteles. Como es natural, los panaderos huirán del país en búsqueda de lugares y naciones donde, como corresponde a la civilidad y modernidad, los líderes que los gobiernan no vivan y actúen de acuerdo a lo que el pueblo reclame, muchas veces sin conocimiento alguno, sino que en realidad se dediquen a gobernar seria, técnica y responsablemente en favor del pueblo que tiene el deber de proteger, muchas veces, incluso en contra de sus propios deseos, justamente por ser sus gobernantes los llamados a buscar el bien común, para lo que tienen la obligación de prepararse seriamente para asumir tremenda función.
Sin saber qué hacer y sin rumbo alguno, el Profesor Castillo emitirá un decreto estatizando las panaderías. A partir de ese día los 35 millones de peruanos no volveremos a ver nunca más ni pan ni pasteles (salvo que paguemos coimas a los funcionarios públicos que manejarán las panaderías, como ocurre en Venezuela o Cuba) y claro está, que ello en Palacio no se sienta, pues, el Profesor Castillo y su entorno, podrán seguir comiendo los panes que quieran, pero ahora pagados por el pueblo que prometió defender.
Apenas ha iniciado el desgobierno y ya el pueblo está sufriendo los estragos de la improvisación y el desconocimiento en una de las labores más sublimes que puede tener una persona, como es la de gobernar a su pueblo.
Así ha ocurrido en todo lugar donde el control de precios se ha impuesto como medida populista, y, ocurrirá en el Perú, con cualquier producto, bien o servicio cuyo precio se quiera controlar o regular y que pudiera funcionar en libertad en el mercado nacional, donde tenemos claro, por absoluta excepción, se debiera regular mercados, sólo cuando la competencia en el mismo no exista, no funcione o no se confié en ella.
Por esto es necesario evitar que estas políticas no se apliquen en el país, ya que cuando los gobernantes ignaros, mal asesorados o con dogmas e ideologías sin sentido, creen que con normas pueden controlar y cambiar el mundo, y luego descubren que en realidad eso no funciona, a un costo social altísimo, que por cierto ellos jamás sufren, asumirán y pregonarán que el fracaso es causado por otros, los ricos, los empresarios, el imperio yanqui, el maligno capitalismo, y un largo etcétera; y claro está, jamás se arrogará que ello ocurrió por la absoluta incapacidad de sus equivocadas y desacertadas políticas económicas. Ocurrirá entonces, que para tratar de ordenar todo el caos que se generará, regularán y regularán hasta destruir todo.
Ya estamos alertados, por eso debemos evitar que tan nefasto escenario, finalmente, sea nuestra horrorosa realidad.
Completamente de acuerdo. Como el objetivo final es tener el poder para siempre, le echaran la culpa al sistema económico y a laConstitucion, para cambiarla. El problema es que, ademas de ignorante e inepto este gobierno desea que haya mas pobres que, increiblemente votaran por su salvador o para recibir dádivas, por lo que estaremos cada vez peor y los comunistas felices y viviendo dwl narcotráfico.
El análisis que se formula, donde el Presidente Pedro Castillo es la raíz de todos los problemas que hoy afronta el Perú, debería tomar en cuenta el análisis del impacto de la crisis global internacional que viene alcanzando puntos críticos, como el incremento excesivo de los precios de la electricidad en Europa, del gas, y del combustible para la industria y el transporte. La inflación en EE.UU. , cuya economía ha entrado en recesión técnica al caer un 0,2% en el segundo trimester del 2022- Lo mismo sucede en Europa. Se vive una guerra en Ucrania, y las sanciones internacionales afectan la economía, no solo de Rusia, sino de muchos países con los cuales comerciaba, porque ya no lo puede hacer, como la venta de fertilizantes, situación que afecta al agro nacional, al igual que el trigo, cuyo impacto es en el precio y el tamaño del pan en nuestro país. Este escenario internacional afecta la economía de los países de toda América Latina. Esta situación se agrava por el hecho de que vivimos un escenario de pandemia, hoy felizmente ya atenuado por las vacunas, pero cuyo impacto en la economía del país, así como a nivel internacional ha golpeado duramente las economías. A pesar de ello la economía del Perú es una de las que más ha crecido en estos meses, a pesar de los pronósticos tenebrosos al respecto. El Gobierno de Perú mantiene la proyección al alza del PIB en 3,6 % para 2022 . Afirmaciones como las que se hacen en el presente artículo: «Hoy ya sufrimos un importante incremento del precio de varios productos de primera necesidad, una sobrevaloración inusitada del dólar, lo que ha generado una inflación, que hace mucho no padecíamos. Todo ello creado por el desorden, desgobierno y poca claridad que se tiene en las políticas que pretende implementar el Profesor Castillo, lo que concibe naturalmente, inestabilidad y problemas económicos que afectan a todos los ciudadanos del país sin distinción alguna», no solo son poco serias, sino que lleva a la confusión de los lectores menos enterados del comportamiento de la economía en el escenario internacional. No seamos parte del Lawfare.