La aceptación psicológica del hecho de convivir con el virus se hace aún muy difícil para algunas personas; aceptar que el virus circula y que el problema ya no son las infecciones, sino la circulación entre la población no vacunada, todavía no esta dentro de la realidad mental de un considerable sector de la población: se tiene miedo del contagio, aunque se esté vacunado.
Veámoslo de esta manera: la vida en sí constituye un riesgo: todos los días nos puede atropellar un auto, o podemos sufrir un accidente cerebro vascular, morir de un infarto o iniciar el largo camino de un cáncer al pulmón; la vida sigue y nadie se estanca, todos fluimos en un universo de riesgos y posibilidades.
Entonces ¿cuál es nuestro mayor problema en el momento? No es el regreso a clases, no es si la gente quiere o no reunirse, si tienen temor que les tosan o no les tosan en la cara. Realmente esos no son nuestros problemas: el problema a resolver inmediatamente y por el cual deberíamos tener más temor, es el mundo no vacunado. Ese es el tema que estamos dejando pasar desapercibido, y por el que deberíamos temer todos los días.
En una reciente infografía en The Lancet podemos ver la creciente diferenciación del acceso a la vacunación dentro del mundo. Si bien América Latina ha conseguido aumentar su capacidad de vacunación, podemos ver que siempre los países relegados dentro del continente son los mismos, con Haití siempre primero en esa triste lista, aquejado por un sin fin de desgracias que van del asesinato político, a las consecuencias de terremotos y desastres climatológicos, y ahora mismo sin acceso a vacunación; por el otro lado, la siempre olvidada África, que no suma siquiera un 2 % de su población continental vacunada. Por último, los países asiáticos siempre afectados, los centros de conflictos: Irán, Afganistán, Kuwait.
Siempre la misma papa caliente, siempre la desigualdad.
Yo me pregunto: ¿creemos realmente que si no atacamos este problema con urgencia, vamos a convertir al COVID-19 en una enfermedad solamente de pobres, como antes se hizo con el SIDA o la tuberculosis? Esta pandemia no puede ser tratada de esta forma, porque es distinta: es la muestra de que nuestro sistema tiene que cambiar. La iniciativa de la Organización Mundial de la Salud para conformar un grupo de trabajo de científicos encargados de predecir, investigar y atacar las posibles pandemias que pudieran atacarnos en el futuro es loable, pero sin la voluntad política y económica de todo el mundo, muy poco podremos hacer para detenerlas.
Así, la voluntad política no solo se construye como esfuerzo de los gobernantes sino también de los gobernados. No podemos seguir viviendo a ciegas, debemos comenzar a mirar al futuro de una manera diferente, como sociedades organizadas, pensando en intervenir en las decisiones de nuestros países, y no por el dinero que podamos recibir, sino porque los cambios que se pueden lograr a través de estos mecanismos pueden crear un mejor mundo para los hijos de las siguientes generaciones.
En este camino altruista proyectado por la OMS y su mecanismo COVAX, se esperaba vacunar al 10% de la población mundial para fines de este mes, casi un sueño irrealizable a menos que la próxima semana se logre un cambio en la Asamblea General de las Naciones Unidas, que reunirá virtual y presencialmente a los lideres y gobernantes de 193 naciones para hablar sobre la pandemia COVID-19, y en donde el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden propondrá que para fines de Septiembre del 2022 al menos el 70% de la población mundial esté vacunada; en la propuesta que presentará Biden se acoplan varias figuras; no solo la vacunación sino también una coalición gubernamental y no gubernamental para poder combinar “financiamiento, expertise y capacidades para ayudar a realizar este objetivo”(1), un fin loable que sin embargo contrasta con la propuesta de asegurar terceras dosis para toda la población de Estados Unidos.
Ante ella un comité de la Food and Drug Administration (FDA) votó en contra de recomendar boosters o terceras dosis para la población en general sin inmunidad deprimida o en alto riesgo dentro del mismo país, un buen paso para la equidad de la distribución de las vacunas. Sin embargo, según varios expertos en el tema de la distribución equitativa de las vacunas y los insumos necesarios para las mismas, este tipo de decisiones no es lo único necesario; una manera inmediata de hacer frente a la distribución poco equitativa es levantar la prohibición a la exportación de insumos crudos y vacunas de parte de China, Corea del Sur, India, Japón y Estados Unidos, una medida que puede asegurar una provisión inmediata.
Es increíble como solo un pequeño cambio en una legislación puede salvar muchas, muchas vidas, y sea la sorprendente falta de voluntad política la que impida hacerlo de inmediato. Los gobernados debemos dejar nuestras pequeñas zozobras y comenzar a pensar en el bien mayor, en lo que nos hará mantenernos como planeta: presionemos para que se levante la prohibición en las exportaciones, que es un paso inmediato que puede ayudarnos a todos, no solo a los que no están vacunados.
- Hoja informativa: El gobierno Biden-Harris divulga estrategia para la distribución global de vacunas y anuncia el plan de asignación para las primeras 25 millones de dosis que se distribuirán a nivel mundial [Internet]. La Casa Blanca. 2021 [cited 2021 Jun 12]. Available from: https://www.whitehouse.gov/es/prensa/declaraciones-comunicados/2021/06/03/hoja-informativa-el-gobierno-biden-harris-divulga-estrategia-para-la-distribucion-global-de-vacunas-y-anuncia-el-plan-de-asignacion-para-las-primeras-25-millones-de-dosis-que-se-distribuiran-a-nivel/