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miércoles, octubre 16, 2024

¿Cero COVID o una convivencia con el virus?

En este momento de la pandemia, países como Singapur o Nueva Zelanda están cambiando la política de Cero COVID por una de convivencia con el virus; esto, junto a un despliegue constante y equitativo de la vacunación, debería ser el objetivo mundial. Sin embargo, esto está lejos de suceder y la situación psicológica de la población -ya bastante deteriorada- puede empeorar; un constante estado de alarma sobre el cerebro, podría tener consecuencias múltiples, las que aún no somos capaces de ver.

 

Particularmente he visto y comprobado que durante los meses posteriores al despliegue de las vacunas, se ha cambiado o tergiversado el discurso acerca de su efectividad; los medios de comunicación y muchos científicos twitteros han tenido un papel importantísimo en la desinformación y mala interpretación de los resultados reales, lo que ha aumentado la presión psicológica y las paranoias de la población, dando a entender que la pandemia es interminable.

Nada menos cierto.

 

Empecemos a desmitificar esto viendo los casos de los países antes mencionados, Singapur y Nueva Zelanda; el primero tiene un 83% de población vacunada, y ha tenido un incremento en las infecciones, 43 mil en el último mes, de las cuales el 99% fueron suaves o no tuvieron síntomas, y solo el 0.1% de los casos murió, según el ministerio de salud de este país. Esa data, además, deja claramente establecido que muchos de los fallecidos fueron personas entre 60 a 110 años que tenían comorbilidades al momento de la muerte. Hay que enfatizar que las medidas de impacto han sido cambiadas de infecciones a hospitalizaciones y muertes. Como podemos ver, aunque Singapur es un país muy industrializado, con un alto PBI, y con una política muy cuidadosa en contra de la pandemia, los hospitales se han visto copados no por gente enferma, si no más bien por gente altamente preocupada debido a un test positivo, mas que por una dolencia real derivada del COVID19.

 

Nueva Zelanda, por su parte, ha decidido este fin de semana cambiar su política Cero Covid, a una política de convivencia con el virus, debido a la alta transmisibilidad de la variante Delta; una sabia decisión, debido a que esa política es completamente irreal. En consecuencia, durante las ultimas semanas se ha levantado la cuarentena y en Auckland, una de las ciudades más importantes, se terminó con la mayoría de las restricciones, y se está promoviendo el uso de espacios exteriores para reuniones, se han vuelto a abrir las escuelas y a tener actividades al aire libre. El panorama terminará de aclararse cuando puedan conseguir un porcentaje de vacunación aceptable, pues por ahora registran tan sólo a un 45% con ambas dosis aplicadas.

 

Con estas medidas, el único país que continua con la política de Cero Covid en la región del pacifico oriental es China; esta política, sin embargo, como hemos podido leer en varios informes del New York Times, está siendo terriblemente costosa y mentalmente agotadora para la población y sus autoridades.

 

Dos cosas que hay que resaltar en estos cambios de políticas: el hecho de que el principal objetivo debe ser la vacunación, y a la par se debe comenzar a adaptar las campañas de comunicación  para una aceptación de convivencia con el virus, que implica comenzar a pensar más en el colectivo y menos en los miedos individuales.

 

Aquí el análisis de riesgo beneficio debe ser una prioridad para la implementación de las subsecuentes políticas públicas; para lograrlo debemos tener en cuenta, en primer lugar, los resultados y datos que se están obteniendo desde el despliegue de las vacunas; en segundo lugar, que ya no estamos en 2020. Con este análisis debemos empezar a replantear una nueva forma de ejecutar medidas en poblaciones altamente vacunadas, cambiar el chip, como diríamos.

 

Debemos poder decirles a los vacunados que pueden reunirse entre ellos y que se puede realizar actividades al aire libre, todo esto sin mascarillas; que mientras los ambientes se mantengan ventilados, podemos bajar el riesgo, y que en un momento cercano, deberemos acostumbrarnos a un test COVID positivo, como si fuera una gripe.

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