A los 100 días de gobierno nos preguntamos hasta cuando el presidente Pedro Castillo se va a seguir disparando a los pies para el beneplácito de la extrema derecha que celebra con bombos y platillos cada uno de sus dislates. Más aún, en momentos en que se presenta al país la política general de gobierno (PGG) que fija el rumbo del país hasta el 2026 y se solicitada delegación de facultades legislativas en materia tributaria y financiera. Ya estuvo bueno de 100 días de ensayo y error. Debe superar sus dificultades para darle coherencia política a la conducción del gobierno.
La última encuesta del IEP muestra esta situación en estos 100 días de gobierno. El 48% desaprueba la forma como está conduciendo el gobierno Pedro Castillo y solo el 35% lo aprueba. Ha perdido 10 puntos de julio a octubre. Además, el 69% señala que la principal debilidad del gobierno es la falta de liderazgo, capacidad de gobierno y la falta de gente capacitada. La encuesta muestra, también, que ha caído en el sur del país, su bastión más importante, de 58% a 42%, una pérdida de 16 puntos.
La tendencia es a un progresivo debilitamiento político del gobierno, no por mérito de la oposición o de la prensa concentrada que se desgañita por domesticar a Pedro Castillo como lo hizo con Humala, sino por mano propia y por Perú Libre que ahora, unida con la derecha, quiere tumbarse al gabinete de Mirtha Vásquez.
En 100 días Pedro Castillo no ha podido hilvanar un discurso político de transformación social que se viable y se traduzca en políticas públicas, planes y estos en programas y proyectos y que se libere de ciertos lugares comunes supuestamente revolucionarios como el estatismo, la nacionalización o de populismos fracasados. En la entrevista a Luis Pásara, en la edición del domingo de La República, dice que el principal problema de Castillo es que el cargo le queda grande y no por una educación insuficiente, sino por falta de talla política para el cargo como tuvieron Toledo y Humala, aunque en este caso es más grave. Creo que, más bien, su tránsito de dirigente sindical a gobernante es aún difícil y doloroso para Castillo.
Por otra parte, la realidad en el Congreso es que, además de fragmentado, hay una derecha agrupada en una troika (FP, RP y Avanza) que arrastra el carruaje del no cambio y la vacancia, los que suman 43 congresistas comandados por el fujimorismo. El supuesto partido de gobierno tiene tan solo 37 congresistas, muy poco cohesionados y una alianza con SP-PM que suman solo 46 votos. La situación es de una débil estabilidad política que pone en riesgo constante al gobierno. La inteligencia política nos dice la necesidad de aliarse con centro y que las decisiones deben ser muy bien pensadas, así como las designaciones de los funcionarios.
El programa de gobierno
El programa de gobierno del presidente Pedro Castillo tiene varios momentos de evolución. El primero, cuando asume el Plan de Gobierno de Perú Libre durante la campaña. Segundo, cuando se publica el “Plan de Gobierno Perú al Bicentenario sin corrupción”. Tercero, cuando el presidente asume el cargo y pronuncia el mensaje a la nación en 28 de julio en el Congreso. Cuarto, cuando se presenta el premier Guido Bellido a exponer la política general de gobierno ante el Congreso. Quinto, cuando se publica el decreto supremo que aprueba la Política General de Gobierno 2021-2026. Sexto, cuando la premier Mirtha Vásquez expone la política general de gobierno ante el Congreso.
Lo primero que se constata es que hay una evolución en las propuestas de gobierno que se alejan del original Plan de Gobierno de Perú Libre, no solo en la orientación sino en el desarrollo de las propuestas de gobierno. Existe hoy, nos guste o no, una línea de gobierno trazada al 2026 de 10 ejes. Puede estar en cuestión si el gobierno tiene las capacidades estatales y políticas de ejecutar esta medidas. También podemos cuestionar los vacíos y debilidades del PGG. Preguntarnos si puede pasar de la política al plan y del plan a los programas y proyectos.
A estas alturas del gobierno, la oposición y sus medios concentrados ya no pueden decir que el gobierno no tiene rumbo político y, como se ha podido observar, se han quedados callados o han minimizado la publicación de la política general de gobierno al 2026.
En el proceso de evolución de sus políticas hay un conjunto de propuestas que se han ido quedando en el camino, algunas porque son solo enunciados imposibles de realización y otros que no han sido desarrollados y que son necesarios. En el “Plan de Gobierno Perú al Bicentenario sin corrupción”, se dice que, “Esta ya no es solo la propuesta de Perú Libre, es la propuesta de los pueblos que quieren un cambio en beneficio de todas las familias del Perú”. Los ejes prioritarios formulados en este Plan para los 100 días son: 1) Programa nacional Perú libre de pandemia, 2) Relanzamiento del empleo y la economía popular, 3) Inicio del proceso de segunda reforma agraria, 4) Aporte justo de empresas, 5) Gas para todos, 6) Retorno seguro y oportuno a la educación presencial, y 7) Convocatoria a referéndum constituyente con gran diálogo nacional y popular.
El Plan de Gobierno Perú al Bicentenario, cumplido los 100 días, no se ha cumplido en la mayoría de sus 7 ejes. Han sido buenos deseos. No hay aporte justo de las empresas, gas para todos, ni retorno a la educación presencial, menos convocatoria a referéndum. Si se dio inicio a la “segunda reforma agraria” que no tiene hasta ahora un plan ni se ha instalado el Gabinete de Desarrollo Agrario y Rural y el programa de lucha contra la pandemia se ha cumplido en parte, lo mismo con el relanzamiento del empleo y la economía.
La PGG expuesta por Guido Bellido ante el Congreso el 26 de agosto, propuso 12 medidas: 1) Vencer la pandemia de la covid-19, 2) Seguir reactivando nuestra economía, 3) Promoción de la inversión pública y privada con criterio de rentabilidad social y enfoque territorial, 4) Garantizar la protección social 5) Educación y retorno progresivo a las aulas, 6) Vivienda digna, 7) Lucha contra la corrupción y transparencia de la actividad estatal, 8) Fortalecer la política exterior y defensa, 10) Protección a la mujer y poblaciones vulnerables, 11) Reformas institucionales en justicia y derechos humanos y 12) Recuperar el trabajo y promoción del empleo.
Como se puede apreciar hay un desorden en las medidas, al parecer fue una sumatoria de propuestas de los sectores, pero sin un estrategia clara que orden y establezca prioridades. Fue un primer ensayo de pasar del enunciado político general a propuestas concretas de gobierno. Fue la antesala de que es hoy los 10 ejes de política de gobierno al 2026.
El decreto supremo del 16 de octubre que aprueba la Política General de Gobierno para el periodo 2021-2026, se desarrolla sobre diez ejes, que se encuentran interrelacionados y que guardan consistencia con el marco de políticas y planes del país. Estos ejes cuentan con lineamientos y líneas de intervención que orientan las acciones de las distintas entidades públicas para el alcance de estos objetivos. 1) Generación de bienestar y protección social con seguridad alimentaria. 2) Reactivación económica y de actividades productivas con desarrollo agrario y rural. 3) Impulso de la ciencia, tecnología e innovación. 4) Fortalecimiento del sistema educativo y recuperación de los aprendizajes. 5) Descentralización, fortalecimiento institucional y del servicio civil. 6) Fortalecimiento del sistema democrático, seguridad ciudadana y lucha contra la corrupción, narcotráfico y terrorismo. 7) Gestión eficiente de riesgos y amenazas a los derechos de las personas y su entorno. 8) Gobierno y transformación digital con equidad. 9) Conducción de una diplomacia nacional, autónoma, democrática, social y descentralizada. 10) Estado Intercultural para la promoción de la diversidad cultural.
La presentación de la gabinete Mirtha Vásquez estuvo sujeta a los 10 ejes propuestos, no podía ser de otro modo. Lo que hizo fue avanzar en unos casos a definir acciones de desarrollo de los ejes.
La pregunta es si esta PGG es una política de izquierda que busca la transformación del país por el cual el electorado voto por Pedro Castillo y si, además, deja de lado el Plan de Gobierno de Perú Libre. Además, ¿Que tienen que ver esta PGG con la propuesta de nueva Constitución y la Asamblea Constituyente? ¿La incertidumbre política se reduce con la definición de la PGG al 2026? La derecha tendría que responder: ¿En qué parte de del PGG está el comunismo, el chavismo, el estatismo y demás monsergas achacadas al gobierno de Pedro Castillo? ¿La PPG 2021-2026 es un programa socialista del siglo XXI? ¿Qué dirá Varguitas?
En realidad, el PGG 2021-2026, es digamos realista, quizá progresista, de continuidad de políticas en curso, pegado a la resolución de problemas inmediatos. Nada más. Podemos más bien observar deficiencias, vacíos y errores que en próximos artículos lo veremos en el análisis de los 10 ejes propuestos. Pero es ya el trazo de un ruta de la política de gobierno definida.