Ante la coyuntura del voto de confianza y las manifestaciones de disconformidad de los congresistas del bicentenario con el gobierno de Pedro Castillo, así como el reciente escándalo protagonizado por el ministro de interior. Nos conduce a reflexionar sobre el trabajo del presidente y sus ministros en estos primeros 100 días de gobierno, teniendo en cuenta este constante escenario de crisis, muchas veces iniciado por el mismo ejecutivo.
Es evidente que este gobierno iba a ser uno de los más criticados por las fuerzas políticas y económicas del país, ganó en un escenario muy polarizado y bajo un discurso que asusta a los poderes económicos. Otro punto crítico es que tiene como enemigo a una de las grandes fuerzas políticas del país, el fujimorismo, que son capaces de desestabilizar un gobierno por venganza política. La otra cara de la moneda es la confianza que pusieron un gran porcentaje de los ciudadanos peruanos en Pedro Castillo para que pase a segunda vuelta, así como los que optaron por el para que ocupe la silla presidencial.
Ante este contexto inestable e inesperado, Pedro Castillo llegó a la presidencia del país y sus decisiones desde el inicio fueron polémicas. La primera de ellas es el nombramiento de Guido Bellido como premier, Bellido fue inicialmente criticado por sus ideas extremas de izquierda y sus declaraciones misóginas; así como posteriormente se distinguió por su postura confrontacional con el congreso de la República y su decisión de defender ministros que tenían puntos muy criticados por los medios, políticos y sociedad en general. A la par, inicialmente el presidente nombró un gabinete de dudosa capacidad, experiencia y mayoritariamente varones, lo cual fue punto de crítica por la exigencia de capacidad que debe tener un ministro o una ministra para tomar decisiones de política nacional; así como la falta de cuota de género que es esencial para seguir fomentando y asegurando la participación de la mujer en la política.
Después de dos meses que estuvo en el poder Bellido se dio su renuncia y se designó a Mirtha Vásquez; lo cual fue aclamado y saludado esta decisión por varios sectores del poder económico y político. No obstante, fue considerado por algunos militantes y directivos de Perú Libre como una traición. Actualmente, el gabinete de Vásquez ha sido criticado por acciones de los ministros de transporte (Juan Silva) e interior (Luis Barranzuela), este último que ya fue removido y asumió el cargo el ex fiscal Avelino Guillén.
Estos acontecimientos políticos durante estos 100 días dan la continuidad de las crisis políticas del país, lo cual finalmente afectó la continuidad de las políticas públicas en favor de los ciudadanos más vulnerables. La atención de los medios se ha enfocado en estas crisis internas del ejecutivo y en el conflicto constante entre los poderes del Estado.
En materia de políticas públicas la atención ha sido muy escasa y no se denota comunicacionalmente mucho de este gobierno en sí. Lo que sí ha que rescatar es la política de vacunación que ha sido continua desde el gobierno de Sagasti, lo cual permitió que a la fecha 56% de la población objetiva sea vacunada. Asimismo, las campañas comunicacionales para incentivar a los ciudadanos a vacunarse han sido atractivas para los jóvenes, lo otro es la anulación de varias medidas de bioseguridad innecesarias contra la covid-19 que realmente no aportaban al control del virus.
Sin embargo, el gobierno no ha mostrado a la fecha la hoja de ruta para el cierre de brechas socioeconómicas en el país, que han sido muy marcadas y más en el contexto actual de la covid-19. El discurso reciente de la premier Vásquez ha puesto en agenda varios puntos críticos (economía, salud, social, infraestructura) que requieren intervención del Estado, esperemos pueda cumplir con sus políticas establecidas y sean capaces políticamente de mantener las relaciones políticas con los opositores por el bienestar de las políticas públicas del país. A la fecha que se escribió esta columna, se destaca que la continuidad o no de la premier depende del voto de confianza de los congresistas de la República.