En las semanas que llevamos de este año la crisis constante en la que vivimos ha escalado a niveles que no podríamos siquiera haber augurado: el sistema ha sido roto, el status quo ha quedado completamente en el olvido, la elite ha quedado despojada del poder inmediato y la clase representativa de la subcultura peruana ha subido a posiciones que jamás habría soñado llegar.
Es decir, un arroz con mango, en el que podemos decir: a río revuelto ganancia de pescadores. La situación es tan caótica que el ultimo gabinete, denominado de concertación parlamentaria ha sido conformado con el único objetivo de evitar la vacancia presidencial, en un arreglo que a propios y extraños ha dejado estupefactos.
Encabezando la lista de desastrosas designaciones del nuevo gabinete, que luego de la
renuncia de Valer solo empeora su situación insostenible, Castillo -que ha demostrado ser capaz de selecciones ministeriales para la posteridad- designa como ministro de Salud a un sujeto de dudosa reputación y de comportamiento vergonzoso, cuyo único merito es ser amigo de Vladimir Cerrón.
Como si no fuera suficiente con la misoginia y el machismo bien definido del gabinete, ahora decide que la salud de los peruanos es una cuota partidaria. Como era de esperarse, esta designación ha sido defendida a capa y espada por la militancia de Perú Libre en un comunicado sin sentido, en el que acusan a la “derecha caviar” de querer jugar con el poder y destruir un gobierno limpio, que intenta mejorar el nivel primario de atención y hacer reformas, como desvelar los tratos millonarios de grupos enquistados en el ministerio durante años.
Si no fuera un comunicado oficial me reiría, pero lo único que siento en este momento es que en la disputa entre la elite gamonal del Congreso y la subcultura misógina del gobierno, el Perú se encuentra en la anarquía, con una economía boyante pero sin rumbo social ni visión programática. Subestimar a Castillo y a las huestes del Cerronismo usando nuestro paternalismo como anteojera, y no analizar a profundidad lo que pasa en la sociedad peruana, es uno de los grandes errores de todos los grupos sociales, incluyendo a los científicos.
¿Por qué sujetos como Condori, Castillo o Cerrón tienen cabida en la sociedad peruana? Creo que ese es el tema de fondo que no estamos viendo. Si, Condori es un charlatán y un patán, Castillo es un misógino sin arrepentimiento, y Cerrón un mercader partidario; además, los tres tienen un solo objetivo: el poder. En mi opinión esto es un reflejo de la profunda subcultura peruana nacida del resentimiento y del olvido. Una subcultura donde prima la bravuconería y el dinero como objetivo primario.
He conocido mucha gente así durante mis años como inspectora entomológica, visitando casas puerta a puerta en los barrios periurbanos de Arequipa. El comportamiento de nuestro ministro de salud, con su tono burlón, malcriado y matonesco, el carácter taimado de Castillo, o la dizque ideología partidaria de Cerrón, los he visto tantas veces que no me sorprenden. ESE ES EL PERÚ, queridos amigos, aunque no nos guste. Esa es nuestra gente.
Pero ¿cuál es la causa de que esto exista y se desborde? Eso es lo que debemos averiguar para poder evitarlo. Obviamente esto es un ejercicio mucho mas profundo, que deberemos comenzar a desarrollar a partir de ahora, no solo cómo sociedad, sino también como ciudadanos.
Como parte de este ejercicio contra el paternalismo que debemos comenzar a realizar, consideremos no subestimar a personas como Castillo y su entorno. Tal vez no tengan -según muchos- ninguna línea programática y social para el país; sin embargo, estoy segura de que tienen una línea programática personal, la única que ronda a todos los que tienen algo de poder adquirido en estas condiciones: mantener su posición mientras puedan. El resto de sus fines, que deben tenerlos, los conoceremos con el pasar de los días. Mientras tanto nos queda seguir trabajando y esperar lo mejor, aunque las ganas de salir a la calle y hacer que se vayan todos nos aborden cada vez más y con más frecuencia.
Lamentablemente, como muchos otros, tenemos obligaciones y responsabilidades que no
esperan una crisis política o de salud.
Para un gran porcentaje de peruanos, el dinero da estatus, una suerte de ropaje que cubre las carencias personales. Sucede en la élite blanca de nuestro país y en la élite marrón, porque lo que es transversal a todo eso, es la condición humana
¿cuál es la causa de que esto exista y se desborde?
Pues los malos congresos y gobiernos anteriores, en especial el FUJIMORISMO desde sus inicios trajo la informalidad, la corrupción (ADN), el condicionamiento a la población de elegir por el mal menor. Es verdad esta izquierda de Castillo es infantil, torpe, improvisada, «Chicha» con ideas trasnochadas de los 70s, lamentable propio de Latinoamérica (Venezuela, Argentina, Bolivia, ahora chile)
La población eligió por el abismo a sabiendas que era la única opción, Peor era el FUJIMORISMO.