Oscar es un joven que estudia en un internado en Barcelona. Desde la ventana de su cuarto, puede ver una casona que le llama la atención. Siempre la contemplaba y se imaginaba cómo sería, hasta que un día de su salida se acerca y la rodea. Se da cuenta entonces que la casona era parte del pasado: debió haber sido faustuosa, elegante, imponente, pero ya no lo era. Estaba deteriorada, despintada, venida a menos. Allí viven Marina, una chica agraciada, y su padre, Germán, quien fuera un magnifico y reconocido pintor.
Oscar ingresa al mundo de Marina desde el momento que visita la casona deteriorada, y ella lo permite con cierta precaución y no menos distancia.
Carlos Ruiz Safón, un renombrado y popular escritor español, quien falleció hace poco tiempo a sus 55 años, nos introduce de esa manera en la fantástica historia de “Marina”. Una forma sugerente de invitarnos a recorrer hasta dónde y cómo llega la creatividad de un artista de las palabras.
La curiosidad de ambos muchachos, Oscar y Marina, despierta el interés por una enigmática mujer vestida de negro, quien periódicamente asiste al cementerio de la ciudad para visitar una tumba que solo tiene un dato: el dibujo de una mariposa negra, semejante a la que la misma mujer –cuyo nombre es Eva- lleva también, como un prendedor, en la solapa de su vestido. La tumba no tiene nombre.
Las indagaciones de ambos chicos llegan hasta descubrir una complicada trama: llegó a Barcelona un migrante de Praga, quien tuvo que huir en el medio de dramáticas circunstancias. Había quedado huérfano y su hermano gemelo también falleció. No hablaba español, mucho menos catalán, y lo único que tenía era talento para inventar, y vivir. Ruiz Safón, como buen narrador, nos cuenta con detalle los escabrosos inicios de ese personaje, Mijail Kolvenik: desde cómo nació hasta cómo emigró para salvarse. Con ello le da un contexto a la extraña historia que Oscar y Marina siguen desentrañando para su genuina perplejidad.
Mijail siempre fue creativo. Logró asociarse con un comerciante de Barcelona y desarrollar una empresa que resultó tremendamente exitosa. Con ello empezó a ganarse el reconocimiento social, así como el respeto empresarial. Sus logros eran evidentes y aplaudidos. Su situación económica mejoró sustantivamente hasta convertirse en un hombre rico.
Toda esta historia va siendo reconstruida por Oscar y Marina, quienes siguen intrigados por las visitas que la mujer vestida de negro (Eva) hace a la tumba sin nombre en el cementerio, aquella de la mariposa negra. Y las pesquisas llegan a una joven y atractiva cantante de ópera, quien tuvo un resonante éxito durante sus presentaciones en el teatro de Barcelona de la época. Al extremo que enterado Mijail del elogiado espectáculo, como aficionado a la ópera, adquirió el abono de un palco para asistir a todas las presentaciones de aquella deslumbrante y hermosa cantante.
Oscar y Marina avanzan en la elaboración del intricado rompecabezas de esta historia que con fantástica creatividad nos relata Ruiz Safón, mientras que ambos van dándose cuenta, a la vez, según el mismo autor, que entre ellos hay algo más que amistad o simple curiosidad.
Mijail logró conquistar a la bella cantante, con quien se casa, y a partir de ese matrimonio Ruiz Safón desencadena, con su exultante creatividad, una sucesión de hechos cada uno más dramático y desconcertante que el otro.
“Marina” es una novela que entremezcla varias historias, pero el hilo conductor es el encuentro de Oscar y Marina y la curiosidad de ambos por descubrir que hay detrás de la mujer vestida de negro que visita una tumba sin nombre, pero con el dibujo de una mariposa negra, en el cementerio de Barcelona.