Por Eduardo Bruce
Chile votó con una amplia e inesperada mayoría rechazando el proyecto de constitución que elaboró la Asamblea Constituyente. Siendo que en el Perú el tema de una nueva constitución está sobre la mesa, es importante analizar el fenómeno.
Este proyecto nació cuando la gran mayoría de chilenos voto por una nueva constitución, como solución a la crisis social del 2019. Pero ahora han rechazado el proyecto. ¿Se puede decir que los chilenos cambiaron de opinión? Puede que sí, pero el primer elemento a considerar es si en efecto en Chile existió un “momento constituyente” o no. Es decir que, para la redacción de una nueva constitución, debe existir un amplio y sereno consenso en la ciudadanía sobre el contenido del documento refundacional. Dado el resultado se ve que no ha sido así. Cabe evaluar si los chilenos consideraron que la nueva constitución, de manera casi mágica, iba a solucionar los problemas que casi hicieron quebrar el estado de derecho del año 2019. El rechazo sería la consecuencia del desengaño.
Por otro lado, la asamblea se constituyó con una gran mayoría de grupos de izquierda y grupos independientes (desconozco el motivo, pero fue así). Desde la centroizquierda hasta la derecha no entraron a la asamblea. Esos grupos excluidos constituyen mayoría en Chile. Otro elemento para considerar.
De lo que opinan expertos, la declaración de Chile como un estado plurinacional, reconociendo a los pueblos originarios como entes de ciudadanos autónomos es una de las causas principales del rechazo. Siendo que los ciudadanos reconocidos como pueblos originarios constituyen entre el 9 y 12 porciento de la población, no sorprende el resultado. Sabemos que la plurinacionalidad, bandera de izquierda, le debe haber generado mucha desconfianza por decir lo menos a la gran mayoría (88 a 91 por ciento). Para muestra un botón: En la región La Araucanía, que es la que tiene mayor población originaria (34.26% según el censo de 2017), el rechazo fue 74%, el segundo más alto de todas las regiones. Materia para el análisis.
Un elemento más fino, detectado por El País: los municipios más pequeños favorecieron más el rechazo (71% los que tienen menos de 10,000 habitantes), y en los grandes ganó el rechazo por menos margen (59% los que tienen más de 100,000 habitantes). La hipótesis de trabajo sería que las zonas rurales fueron más contundentes en el rechazo que las zonas urbanas. Bien vale un análisis profundo sobre esto, sobre todo a la luz de las disruptivas redes sociales que para bien o para mal, tienen presencia activa en los procesos de consulta ciudadana.
A mi criterio este sería un triunfo más bien del centro que de la derecha. Ahora toca ver que viene. Al presidente Boric, ante la contundencia del rechazo, le quedan pocas o nulas probabilidades de imponer algo. Va a tener que negociar con todos. Las opciones grosso modo serían una nueva asamblea constituyente con otras reglas, o hacer reformas por medio del congreso que él no controla. No está precisamente en una posición envidiable; con su poca experiencia política va a tener que consensuar con curtidos políticos de centroizquierda, centro y derecha.
Nos toca a seguir de cerca el proceso, y mirarnos en ese espejo. Le toca a la prensa y politólogos manifestarse, y a los partidos y movimientos políticos seguir de cerca ese proceso.