Hace veintinueve años nos encontrábamos celebrando el cumpleaños de un amigo, siempre con el temor de que algún apagón nos dejara sin fiesta, pero no sin la alegría del compartir; hasta que alguien del grupo dio la noticia de que Abimael Guzmán había sido capturado, momento en el cual todos nos abrazamos, acto inolvidable de mi juventud, porque desde muy adentro sabíamos que era el comienzo del fin de quienes, como él, no sólo habían bañado de sangre el país, sino que, además, le habían robado el futuro a los jóvenes de esa época.
Efectivamente, las víctimas de Sendero Luminoso no sólo eran las personas a quienes asesinaron vilmente, sino también el futuro de aquella generación que estudiaba sin saber para qué, de la no conseguía trabajo y optaba por irse del Perú por cuanto era inviable; por ello, vaya un minuto de silencio por los miles de asesinados, quienes hoy estarán viendo a Abimael ir camino al infierno, pero también por el futuro negado y robado de los jóvenes de aquel entonces, de la llamada generación perdida.
Pasados los años, vemos que la captura de Abimael y de la cúpula de Sendero Luminoso fueron, efectivamente, el inicio de la derrota militar, pero no de su ocaso político. Entendiendo que la lucha por el poder, como objetivo estratégico, es de largo aliento, y que la guerra sólo era una de las tantas formas que tenía de manifestarse, decidieron por generar nuevos espacios dentro de la democracia y la legalidad, siendo esa la orientación política que para el nuevo período estableció la Dirección del Partido.
La derrota militar daba paso a la lucha política en los espacios generados por la democracia, ruta en la que fundaron el Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales, MOVADEF, con la intención inicial de lograr la liberación, vía amnistía, de su encarcelado líder, convocando para ello a movilizaciones y reuniones, avanzando luego hacia su conversión en partido político, el que desde hace años viene intentando su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones, la que hasta la fecha ha sido rechazada.
En cumplimiento del lineamiento político establecido, y siguiendo el ejemplo de Patria Roja, decidieron infiltrarse en el Magisterio, por cuanto ello les permitiría tener presencia política a nivel nacional, estableciendo la vinculación entre gremio y partido en todo el territorio. En la consolidación de dicha ruta, y para legitimarse, optaron por encabezar las luchas reivindicativas y disputarle la dirección del movimiento magisterial al SUTEP, creando para ello los organismos paralelos, CONARE y FENATEP, este último recientemente inscrito en el Registro de entidades sindicales del Ministerio de Trabajo.
El objetivo trazado se vio realizado en el último proceso electoral, donde los dirigentes del FENATEP se aliaron con Vladimir Cerrón, quien tenía la inscripción electoral de Perú Libre. Esta decisión fue tan acertada, que el triunfo de Perú Libre y de Pedro Castillo se explica, en parte, desde la dinámica participación de los maestros en el proceso electoral, bien como organizadores, convocantes de votantes, por ejercer influencia en los padres desde la escuela, o como personeros; maestros sindicalistas del FENATEP que hoy, como congresistas, están gestionando su inscripción como Partido Político. Si MOVADEF no se pudo inscribir, ellos sí podrían hacerlo.
Luego de la juramentación del presidente, hemos asistido a la designación de ministros y otros altos funcionarios del Poder Ejecutivo vinculados al MOVADEF, a lo que se suma, entre otros actos, el impulso a la Asamblea Constituyente, el intento de quiebre de la política macroeconómica, para lo que buscan tomar el control del BCR, la falta de mensajes claros en economía, la reciente propuesta de crear un organismo paralelo a la Contraloría General de la República, y la falta de capacidad de gestión; escenario en el que hay quienes siguen pensando, por ingenuidad u oportunismo, que el presidente sigue siendo ganable para el centro izquierdismo, mientras que otros, desde el ámbito independiente, siguen creyendo en que no incurrirá en extremismos, a los que se acaban de sumar como base de apoyo congresal los que tienen vínculos con la “universidades chatarra”, situación esta última sumamente preocupante, por cuanto podría significar la consolidación de un gobierno que esta siguiendo un sendero riesgoso.
Finalmente, si la captura de Abimael Guzmán nos permitió ver el futuro con optimismo, su muerte nos encuentra con su ideario intentando crear un camino para realizarse, pero esta vez desde los más altos niveles del Estado, sin necesidad de disparar una sola bala. Se equivocan quienes creen que el Sendero Luminoso del presente es sinónimo de apagón, bombas y atentados, las tácticas han cambiado, los nombres también, pero el objetivo sigue siendo el mismo, por ello consideramos, como muchos otros, que el presente y futuro del Perú es cada vez más incierto, tanto para las generaciones del presente, como para las del futuro, potenciales víctimas de los sucesores del finado líder senderista.